LAS GRANDES EPIDEMIAS DE LA HISTORIA
LAS GRANDES EPIDEMIAS DE LA
HISTORIA
A lo largo de la historia ha
habido epidemias tan importantes como la peste bubónica, que esquilmó la
población de la Edad Media ,
el cólera o la sífilis, que afectó al 15% de la población europea en el siglo
XX.
Una epidemia es una
enfermedad que afecta a un determinado grupo humano en un ámbito temporal
concreto, una endemia es una enfermedad que se asienta de forma
permanente en un grupo humano determinado, mientras que
una pandemia es una epidemia que afecta a un área mucho mayor, como
un continente o incluso el planeta entero, como puede ser el sida en nuestros
días. Desde la peste de Atenas en plena guerra del Peloponeso hasta el cólera,
el tifus o la malaria, muchas han sido las epidemias, endemias y pandemias que
han asolado a los distintos pueblos a lo largo de la historia. Estas son las
principales:
La peste de Atenas. Fue la plaga más devastadora del mundo
griego y fue documentada con detalle por el historiador Tucídides. Aquella
peste – en la antigüedad todas las plagas se llamaban pestes – llegó desde
Etiopía y según investigaciones actuales, pudo tratarse de fiebres tifoideas.
Una de sus primeras víctimas fue el gran Pericles y en total pudo afectar a
unas 50.000 personas, aunque algunos historiadores hablan de 300.000.
Peste Antonina. Como Grecia,
Roma también tuvo su gran plaga en el siglo II, en tiempos de Marco Aurelio,
que fue además una de sus insignes víctimas. La peste antonina – llamada así
por el propio emperador, que pertenecía a la familia de los antoninos – fue
devastadora en la capital, Roma, y se extendió por toda Italia llegando incluso
a las Galias. Entre otros síntomas, la peste causaba ardor en los ojos y en la
boca, sed y abrasamiento interior, fetidez en el aliento, piel enrojecida, tos
violenta, gangrenas, delirios y muerte a los nueve días.
Peste justiniana. El emperador Justiniano también padeció una
terrible plaga que pudo originarse en Egipto, según la describe Procopio y que
comenzaba por una fiebre súbita, seguida de hinchazones en las axilas, los
muslos y detrás de las orejas. La peste justiniana, mezcla de varias plagas
como la peste bubónica y quizás la viruela o el cólera, fue terriblemente
letal, mató a más de 600.000 personas, a razón de unas 10.000 al
día.
Peste bubónica o peste negra. La gran epidemia de la Edad Media fue la peste
negra, que asoló todo el continente europeo desde mediados del siglo XIV. La
epidemia pudo llegar de la India
y lo habría hecho a través de los comerciantes italianos que mantenían
relaciones mercantiles con el continente asiático. La letalidad de la peste fue
terrible, en algunas zonas alcanzó a los dos tercios de la población y generó
una gran despoblación que afectó principalmente al campo, que quedó vacío
mientras las ciudades empezaban a llenarse. En La Puebla se dejó sentir en 1709
y dejó un saldo de 91 muertes, cuando su población sería de unos 700
habitantes.
La viruela. Introducida por los conquistadores españoles en
América, la viruela funcionó en el nuevo continente como una auténtica plaga y
fue un aliado esencial de Hernán Cortés en la caída de Tenochtitlán. Se cree
que tras la conquista, la viruela pudo esquilmar hasta a un tercio de la
población indígena de América. En 1796, se encontraría una vacuna para la
viruela. Se encontró en España y fue llevada a América, con lo que cumplimos
ética y moralmente y recompusimos –dentro de lo que cabe- lo hecho
anteriormente. ¿Y saben ustedes cómo se llevó al Nuevo Mundo? Como entonces no
había ni neveras, ni frigoríficos ni nada por el estilo se les ocurrió
llevarlas por medio del cuerpo humano. Me explico: cogieron a 22 niños de
orfanatos españoles, lo montaron en un barco, le inocularon el virus a uno o
dos de ellos –con lo que quedaban inmunizados-, cuando ya había hecho efecto y
las póstulas infectadas, se la inoculaban a otros dos o tres, después a otros
dos o tres,… y así hasta llegar a América, donde empezaron a inoculárselas a
los enfermos. Así terminaron con la viruela en aquéllas entonces remotas
tierras. Curioso ¿verdad?
El cólera. Esta epidemia de origen asiático llegó a Europa en
1830 y causó 30.000 muertes en Londres en menos de dos décadas, hasta que el
doctor John Snow descubrió que todas ellas tenían en común el agua del pozo de
Broad Street. La llegada del cólera a España fue aún más devastador y los dos
primeros brotes en 1843 y 1854 causaron más de 300.000 muertos. A partir del
siglo XX esta enfermedad se trasladó a Asia y África, donde continúa en activo.
En La puebla se dejó sentir entre 1833 y 1865 hasta en cinco ocasiones: entre
1933 y 1835 dejó un saldo 141 defunciones, cuando la población era entonces de 1.500
habitantes; el segundo brote se presentó en 1848 dejando 112 defunciones (la
población era de 1.846 habitantes); la tercera ola se produjo en 1854, dejando
un saldo de muertes de 167, sobre una población que ya superaba los 2.000
habitantes; la cuarta en 1856 dejó 98 óbitos; y la última, la de 1865, dejó
algunos muertos menos, 61. Ese fue,
pues, el balance del cólera en La Puebla.
Nos dio fuerte ¿no? Esperemos que la que tenemos encima no
llegue a eso.
El escorbuto. Esta enfermedad era endémica en los viajes
transoceánicos y también en los países del Norte durante la Edad Media , de donde
viene su nombre. El escorbuto acompañó a los marineros españoles y portugueses
durante años, sufriéndola en sus viajes marinos tan ilustres como Vasco de Gama
y Magallanes. Hasta mediados del siglo XVIII no se relacionó con la falta de
vitamina C provocada por la carencia de frutas y verduras frescas en la dieta.
Fiebre amarilla. Si los españoles llevaron a América la
viruela, sucumbieron allí con frecuencia de fiebre amarilla. Con frecuencia se
producían brotes en los meses de verano, desaparecía durante las estaciones
frescas y reaparecía con toda su fuerza al verano siguiente, aunque los que ya
habían sido contagiados eran mucho más resistentes a cogerla de nuevo. La
enfermedad no brotó sólo en la época de la conquista, sino que se extendió
hasta el siglo XIX. Esta epidemia se dejó sentir en nuestro pueblo en dos
ocasiones durante el siglo XIX: en 1800 (había entrado por el puerto de Cádiz),
dejando 289 muertos (la población escasamente llegaba a los 1.000 habitantes) y
en 1870, en que dejó 62 (el 30,8% de la población, que rodaba entonces los
2.000)
La sífilis. Sus primeras referencias se remontan al
Renacimiento y el organismo que la causa es el Treponema pallidum. La sífilis
es una enfermedad exclusiva del hombre que llegó a Europa procedente de
América. Probablemente se propagó por Europa tras el sitio de Nápoles en 1495.
Fue contagiada por los españoles a las prostitutas italianas y tras aquello, se
propagó por toda Europa como un estigma que se contagiaba con los placeres
carnales. A comienzos del siglo XX, el 15% de la población europea la padecía,
entre ellos Beethoven, Oscar Wilde, Colón, Baudelaire, Van Gogh, Nietzsche,
James Joyce o Hitler.
La polio. La poliomielitis se conoce desde hace tres milenios,
aunque su vacuna tenga poco más de medio siglo y hasta entonces se haya
mostrado con persistencia en todos los continentes, sin distinción entre pobres
y ricos. De hecho algunas de las epidemias más importantes se dieron en países
como Suecia o Estados Unidos, siendo conocida la que se desarrolló en Nueva
York en los años veinte y que contagiaría al presidente Franklin Roosevelt.
La malaria. La malaria o paludismo mata a día de hoy a más de
medio millón de personas al año, principalmente en África. Gracias al DDT
desapareció de Europa, donde era endémica en países como Grecia o Italia. En
España pasó de 400.000 casos y más de 1.300 muertes en 1943 a desaparecer por
completo en la década de los sesenta.
El sida. Comenzó oficialmente en junio de 1981 cuando se
atribuyó a cinco casos de neumonía en Los Angeles y a otros casos de sarcoma de
kaposi. La mayoría de los pacientes eran hombres homosexuales y sexualmente
activos, muchos de los cuales sufrían otras enfermedades crónicas. En 1982 la
enfermedad fue bautizada con el nombre de Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida (SIDA).
En lo que va de siglo ya se han producido varias epidemias
como el síndrome respiratorio agudo
grave (SARS) en 2002, parecido al coronavirus, proveniente de Asia; la gripe A en 2009, que reavivó el
fantasma de la gripe española; el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio
(MERS), en Arabia Saudí, en 2012; el ébola entre 2014-2016, en África; y el
zika, que casi impide la celebración de los Juegos Olímpicos de 2016.
¿Por qué tenemos epidemias?, Algunos expertos señalan que
parte de las del siglo XXI están relacionadas con el contacto con animales, y
recuerda que chinos y asiáticos tienen la costumbre de consumir animales con
condiciones higiénicas deficientes, con mercadillos ambulantes o granjas en las
propias ciudades. De hecho, parece ser, como creo que todos sabemos, que la que
tenemos encima, tiene el origen en un murciélago.
¿Qué si vamos a superarla? Pues claro, como ha ocurrido con
todas. Por eso me causa perplejidad cuando los políticos salen diariamente en
los medios de comunicación diciendo “esto se va superar”. ¡Pues claro! Como
todas. El problema, sin embargo, es doble: cuánto tiempo va a tardar en irse y
si ha venido para irse o para quedarse y dar la cara de cuando en cuando. En
fin, la solución está en encontrar cuanto antes la vacuna para combatirla, y que se comporte como una
simple gripe. Que creo, particularmente, es lo que va a ocurrir.
Por último, os hago un regalo: vean esta película si no
lo han hecho ya: “El Medico”, basada en la novela de Noah Gordon: https://www.youtube.com/watch?v=ygI6yutfBng
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