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Mostrando entradas de agosto, 2018

ÁNGEL FERRARI NÚÑEZ

                                              ANGEL FERRARI NÚÑEZ Un cigarrero casi desconocido. El primero que consiguió, si estoy bien informado, el título de DOCTOR. En esta caso en Historia. Y miren qué casualidad –o no fue tanta-, sus comienzos en investigación versaron sobre ALFONSO X EL SABIO. ¿Os suena?   Puebla del Río (Sevilla), 12.XII.1906 – Madrid, 25.I.1986. Historiador. Ángel Ferrari Núñez estudió en la Universidad de Sevilla, donde obtuvo los grados de licenciado en Filosofía y Letras (sección de Historia) y licenciado en Derecho en 1929. Desde 1931 hasta 1936 siguió cursos con diversos profesores —Kantorowicz, Kehr, Finke, Diehl y especialmente Friedrich Meinecke— en las universidades de Múnich (un semestre), París (un curso), Frankfurt del Main (dos semestres), Friburgo de Brisgovia (un semestre) y Berlín (dos semestres), además de asistir a cursos especiales en Ginebra (1934) y Amberes (1935), mientras preparaba su tesis doctoral sobre El poder en las Pa

VERANO II

Otro día pude escribir esto.                         REFLEXIONES DE UNA TARDE DE VERANO             Tarde de agosto. 18,45. Estoy sentado, solo, frente al mar. Delante de mí cinco niños, de entre 6 y 9 años, juegan a la pelota. Una sola portería, un solo portero, y todos intentando traspasar, con sus tímidos tiros a puerta, los dos montones de arena que hacen de imaginarios postes. Discusiones, peleas, arrrebatos infantiles: "ha entrado", "no, ha pasado por encima del poste"; "penalti", "no, la mano ha sido fuera del área"; "los nueve pasos", "el niño que tira", "nerviosismo".             Sus frágiles, endebles, pero sus incansables cuerpos, no reposan ni un momento; llevan ya más de una hora correteando y no dan síntoma alguno de agotamiento. Son felices, se les nota en sus gestos, en su forma desenfrenada de aceptar el juego, en sus aspavientos y vitalidad que demuestran al meter un gol; pero ellos no  

VERANO

Verano. Vacación. Descanso. Tiempo de reflexión, de hacer balance de todo un año de monotonía –para algunos, otros no lo entienden como tal-, de ponerse sal día   en lecturas atrasadas, de acometer aquello en lo que consiste su ocio. Personalmente   todo ello lo encontraba en unos días en la playa, sentado frente al mar, sobre todo a la caída    de la tarde, extasiándome ante una puesta de sol y el sonido de las olas al batir, ya muertas, cumplida su misión, en la orilla. Ello me llevaba, a veces, a meditar, reflexionar, razonar, a mirar alrededor, y tomar nota de todo aquello que   mis ojos, oídos y mente me ofrecían, para, más tarde, intentar darles formas de manera concreta, o sea ante un papel. Unas veces lo conseguía,   otras – la mayoría, no- y quedaban impresas ahí, en mi mente. De esas a las que conseguí   darles forma, os las ofrezco y comparto con vosotros. No lo hago como simple ego, sino con la intención de si os pueden decir algo –al fin y al cabo, soy MAESTRO, y con

EL CANTO DE LA CIGARRA

El caló, la caló. Ni es el primer año que se da en nuestra Andalucía episodios  como el que estamos viviendo en estos días ni será el último Ya en 2004 tuvimos uno de ellos y lo recogí en las líneas que siguen. No sé si he dejado testimonio de ello en este medio. Por si acaso, lo comparto con todos vosotros.     “EL CANTO DE LA CIGARRA”                                                                                               Todo en esta vida,                                                                                               hasta lo más intrascendente,                                                                                               tiene su significado.             La actual ola de calor que estamos soportando estos días en Andalucía no es la primera ni, por desgracia, será la última. Desde pequeño, y ya no soy ningún niño, recuerdo días como estos: fuego cayendo sobre nuestros pueblos que aparecen desolados, muertos, con sus calles de