RESES BRAVAS EN LA MARISMA DE LA PUEBLA
RESES BRAVAS EN LAS
MARISMAS DE PUEBLA
José Matías González Arteaga
Las primeras noticias fidedignas y
documentadas sobre ganadería de reses bravas en las marismas, y más
concretamente en la porción de ellas pertenecientes a nuestro término
municipal, no se tienen hasta principios del siglo XX, en que como consecuencia
de un expediente abierto para dar cumplimiento a lo prevenido por la regla 3ª
del art. 56 del Reglamento General para el repartimiento y administración de la
contribución de inmuebles, cultivo y ganadería de 30 de septiembre de 1885, se
convoca a la Junta
Pericial para el día 18 de mayo de 1906 con el fin de que
designen Comisiones y procedan al recuento general de todas las ganaderías que
existan en el término municipal, debiendo dividir a éste en tres zonas: 1ª Vega
y Montes; 2ª Isla Amalia (Menor) y Mínima; 3ª Isla Mayor.
Lo más significativo de dicho expediente
es que por primera vez -después de haber analizado varios censos: Catastro de
Ensenada (de mediados del siglo XVIII) y los amillaramientos correspondientes a
los años 1850 y 1900- aparece amillarada la ganadería de reses bravas. Es
cierto que en los dos últimos amillaramientos citados ya constan nombres de
agricultores con tierras en nuestras marismas que después van a resultar
ganaderos de reses bravas, pero que aún no se especifican como tales. Y ello va
a ser así por dos razones fundamentales: por no tener amillarado (apuntado) el
ganado en los lugares donde pastan sino en los de residencia del ganadero,
donde contribuían por él; y por estar dicho ganado bravo incluido dentro del
vacuno sin especificar su dedicación, apareciendo la mayoría a “labor”, mientras que ahora (en1906) ya
consta, parte de dicha especie, bajo el epígrafe de “toros y novillos” y
dedicados a “granjería” (véase cuadro nº 1). Sin embargo, los nombres de dichos
agricultores -Felipe de Pablo Romero, Ignacio Vázquez, Juan Miura, Fernando de la Sierra , Joaquín de la Concha y Sierra,...- ya
delata la presencia de ganadería brava en nuestra marismas al menos desde
mediados del siglo XIX.
Pero no es hasta la fecha en que
centramos nuestro estudio, cuando podemos dar nombres y cifras exactas de los
ganaderos de reses bravas establecidos en nuestro término, con expresión del
número de cabezas, de las fincas donde estaban ubicadas y la superficie
dedicada a ella. Así, si observamos de nuevo el cuadro 1, lo primero a destacar
es que los once ganaderos de reses bravas que aparecen se reparten las cabezas
casi a partes iguales entre las islas Mayor y Menor, pastando en la Vega y Montes una ínfima
parte, y representando los toros y novillos junto a otras especies de vacuno en
su poder (en total 1.728 cabezas) el 55,4% de las de esta clase, y el 16,5% del
total del ganado amillarado en La Puebla en ese recuento (10.461 cabezas).
También es de destacar que la mayoría son ganaderos puros, es decir que sólo se
dedican a ese menester, a excepción de tres (Anastasio Martín Suárez, Los Hros.
de Pérez de la Concha
y Sierra y los Hros. de D. José Moreno Santa María) que, además, son grandes
hacendados, figurando los dos primeros también como colonos sólo unos años
antes (en 1870). Así, Anastasio Martín aparece con 791 hectáreas
repartidas de la siguiente manera: como hacendado, 83 has. dedicadas a labor en
la Isla Mayor
(Cortijo de Barahona) y 48 has. en la Isla Menor (cortijo de “El Zalgar”), y a pastos
31 has. en la Isla Menor
(en los “Isletones de El Rubio); y como colono con 628 has. en la Isla Menor (cortijos de
“El Zalgar, “El Rebozo”, “El Puntal de la Hermosilla y “Cerrado del Rincón). Los Hros. de
Pérez de la Concha
y Sierra como hacendado tienen 762 has. en el cortijo de “La Abundancia ” y 765 en la
“Vuelta del Cojo”, dedicadas a pastos y cereales, y 355 en el “Cortijo de
Giles”, en la Isla Menor ,
como colono. Los Hros. de D. José Moreno Santa María son propietarios de 230
has.en el cortijo de la “Marmoleja” para labor y de 485 para pastos en la
“Dehesa de la Hermosilla ”,
en la Isla Mayor ;
además tienen 65 has. de acebuches, no apareciendo como colono.
Los demás, como decíamos, son ganaderos
puros, que pastaban con su ganado en nuestras marismas, detentándolas como
propietarios o como colonos o como ambos a la vez. Es de destacar, en primer
lugar, el caso de Eduardo Miura, que hacía pastar parte de su ganado (355
cabezas, de ellas 120 toros y novillos) en 634 has. en la Isla Menor (cortijos de
la “Margazuela”, la “Carnicera” y “El Rebozo”), siempre como colono.
Los Pablo Romero, los toros marismeños por excelencia,
con más de siglo y medio de antigüedad, han pastado tradicionalmente en
nuestras tierras, siendo propietario D. Felipe de Pablo-Romero y Llorente de
1.486 has. como propietario en Aznalcázar (amillaramiento de 1900) y de 113
has. en los pastos del Cohujón, en nuestra Vega. Es obvio que la mayor parte de
su ganado pastaba en Aznalcázar, pareciendo sólo con 44 cabezas de vacuno y 11
potros en Puebla.
El Conde de Santa Coloma pasta con sus 70
toros y sus 140 cabezas de vacuno en la Isla Menor ; en el mismo sitio que lo hacen los 69
toros, las 43 yeguas y un rebaño de 179 ovejas del Marqués de Saltillo, que se
beneficia de 464 has. que lleva como colono en los cortijos del “Saucejo” y el
“Tani”. Igualmente es el caso de D. Valentín Collantes, que pasta con sus 49
toros en 80 has. arrendadas en el “Puntal de la Margazuela ”.
De nuevo como propietarios aparecen D.
Carlos Conradi y D. José Parladé y Heredia, con tierras en Vega y Montes, no
muy apropiadas para sostener a sus cabezas de vacuno; y Dª Celsa Aguiel de
Fontfrede, que con 396 cabezas entre vacuno, toros, cabestros y yeguas, aparece
como la típica ganadera, propietaria de 762 has. en la Isla Mayor.
Tenemos, pues, que ya en 1906 aparecen
tres de las ganaderías que tradicionalmente han pastado y han estado ubicadas
en nuestro pueblo y aún hoy lo hacen, y otras que han desaparecido como tales,
pero que han sido el origen de alguna de las tres citadas, como son el caso de
Dª. Celsa Aguiel de Fontfrede, el Conde de Santa Coloma, D. Carlos Conradi, D.
Valentín Collantes, el Marqués de Saltillo y D. Anastasio Martín, como vamos a
tener ocasión de ver al hacer un pequeño requerido por la historia de esas tres
ganaderías, para lo que vamos a seguir un orden cronológico.
La más antigua, pues, es la de los Hros. de D. José
Moreno Santa María -hoy Rufino Martín, Viuda de la Fuente (Dª. Dolores)- que
se remonta al 26 de setiembre de 1844, con divisa blanca y verde y ubicada
actualmente en la “Veta de Enríquez” (Aznalcázar). Fue formada por D. Anastasio
Martín en 1838 con reses procedentes de D. Joaquín Giráldez, oriundos de
Vistahermosa. En 1842 se agregó un lote importante de hembras y machos de la
ganadería de Dª. Dolores Zambrano, así como otra punta de vacas del Marqués de Salas.
D. Anastasio Martín agregó la parte que le corresponde a su esposa por
fallecimiento de su padre, D. Manuel Suárez, y por fallecimiento de Anastasio
Martín heredó su hijo Anastasio Martín Suárez. Al fallecimiento de éste, en
1907, se hizo cargo de la ganadería D. José Anastasio Martín (por estas fechas,
y como hemos visto, la ganadería pastaba en la Isla Menor , en los
cortijos de “El Zalgar” y en los “Isletones de el Rubio”), el cual en 1943 la
repartió entre sus hijos, adoptando doña Rocio Martín Carmona el hierro que
actualmente utiliza y pasando en 1982
a su hija Dolores Rufino Martín. Estamos, pues, ante
otra ganadería netamente cigarrera, aunque actualmente paste en otra finca
colindante a nuestro pueblo.
Le sigue en antigüedad la de los Sres.
Hijos de D. Tomás Pérez de la
Concha , que aparece el 9 de septiembre de 1850, con divisa
celeste y rosa y afincada en la “Vuelta del Cojo”. Fue fundada en 1823 por don
Joaquín de la Concha
y Sierra con vacas y sementales de Vista Hermosa, posteriormente Picabea de
Lesaca. A la muerte de don Joaquín, en 1861, pasó la ganadería a su sobrino don
Joaquín Pérez de la Concha ,
y en 1899, a
su hijo Tomás Pérez de la
Concha y Álvarez, de quien la heredaron en 1923 sus hijos don
Joaquín y don Enrique Pérez de la
Concha y Pereira. En 1925 compran un lote de vacas y un
semental al señor Conde de Santa Coloma y posteriormente otros sementales,
igualmente de Santa Coloma, anunciándose la ganadería a nombre de “Hijos de don
Tomás Pérez de la Concha ”.
De ahí, que por su procedencia (Santa Coloma, que también pastaba en la Isla Mayor , como hemos
tenido ocasión de ver) y ubicación, sea la ganadería más arraigada en nuestro
pueblo.
Finalmente, tenemos los Pablo Romero,
remontándose su antigüedad al 8 de abril de 1888, con divisa celeste y blanca,
procediendo de vacas jijonas y sementales de Cabrera, formada por D. Rafael
José Barbero, de quien en 1870 la adquirió don Rafael Laffite y Castro. Sobre
el año 1885 fue vendida a D. Carlos Conradi, de quien pasó una gran parte a D.
Felipe de Pablo- Romero Llorente, y al fallecimiento de éste, en 1943, pasó a
sus hijos don José Luis y don Felipe, y en 1944, se anunció la ganadería a
nombre de don José Luis y Hros. de don Felipe de Pablo- Romero. En 1956 fue
formada una sociedad familiar, de la que fue nombrado gerente don José Luis de
Pablo-Romero, que en el año 1975 le sucedió su hijo don Felipe, y por
fallecimiento de éste en 1979 su hermano José Luis. Desde 1987 pertenece a don
Jaime de Pablo-Romero y Cámara. En 1966 cumplió un siglo la ganadería
Pablo-Romero, que actualmente pasta en las fincas de “La Herrería ” (Sanlúcar la Mayor ) y “Partido de Resina”
(Villamanrique).
Las demás ganaderías que aparecen en la relación de 1906 no han
estado nunca ubicadas en nuestro pueblo,
sino que tuvieron en su día una punta de ganado en nuestras marismas, siendo significativo el caso de
Miura, afincada en Lora del Río; los Saltillo, en Peñaflor; y en cuanto a los
Toros de Concha y Sierra, que aunque han pastado siempre en la finca “Peñalosa”
(Escacena del Campo), ya aparecía una buena punta de reses en término de
Puebla, cuando aún pertenecía a Dª Celsa Aguiel de Fontfrede, viuda de su
fundador, D. Fernando de la
Concha y Sierra.
Para finalizar este pequeño recorrido por
las ganaderías que han tenido su hábitat en nuestras marismas a través del
tiempo y de aquéllas que han pastado en ellas aunque afincadas en otro lugar,
citemos otras más recientes que se han agregado a las tradicionales y que hoy
juegan un papel importante en nuestra llamada “fiesta nacional”. Nos referimos
a las de Escobar Barrilaro (Hros. de don José), que pasta en la Isla Mínima ; y
“Peralta” y “Viento Verde”, ambas con un mismo dueño (los hermanos Peralta) y
ubicadas indistintamente en el Rancho El Rocio (La Puebla del Río) y en Olivenza
(Badajoz).
La Puebla del Río, 19 de abril de 2001
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