La familia Miro en La Puebla
Los Miro dan nombre a la heredad
En 1726 se produce la sexta
transacción de la Hacienda ,
recayendo en la persona de Nicolás Miro Gaytán, y, más tarde, en la de su hijo
Isidro Miro Agras.
Nicolás Apolinar Miro[i] y
Gaytán (o Gaitán, aparecen los dos indistintamente) nació en Sevilla en 1685
(fue bautizado en la Iglesia
del Sagrario en 10 de septiembre de ese mismo año), contrayendo matrimonio con
Mariana Antonia de Agras (o Agrás, o Agraz, pues igualmente se manifiestan
indistintamente) y Aparicio, también natural de Sevilla y viuda, en 25 de
septiembre de 1713[ii], en la iglesia de San
Lorenzo, donde seguramente tenía él su residencia. Ocupó los cargos de
Secretario y Escribano de Cámara más antiguo de la real Audiencia y Casa de
Contratación de Indias, establecida ya en Cádiz, así como el de Apoderado y
Administrador del Real Colegio, Seminario de San Telmo de Sevilla en Cádiz,
cargo que ocupó en 5 de abril de 1742 por fallecimiento de su hermano Isidro, y
que, como expondremos, le traerá problemas, no solamente a él sino también a
sus herederos[iii].
Por su matrimonio emparentó con los Agras, encontrándonos con dos
familias que, al menos desde el siglo XVI, están establecidas en Sevilla, como
se aprecia en el árbol genealógico. Dos familias que pertenecen a esa burguesía
sevillana que se va a establecer en el Aljarafe, que van a conseguir su
hidalguía una vez asentadas en la comarca y que va a dominar la vida
política-social-económica de sus poblaciones. Una de las fuentes utilizadas[iv] nos
proporciona datos suficientes para recomponer la naturaleza de las dos familias
(actas de bautismo y de casamiento), así como testamentos y testimonios de
nobleza, entre otros datos, que nos han permitido dar noticias aproximadas del
estatus social al que pertenecían y cómo fueron asentándose en las tierras
aljarafeñas. Por ella hemos podido establecer que las dotes de las mujeres en
el momento de contraer matrimonio van de los 3.000 a los 8.000 ducados,
además de algunas hazas de tierras; sabemos, igualmente, que pertenecen a las collaciones
sevillanas de más rango y abolengo, donde se establece toda la burguesía de la ciudad; algunos de sus
componentes declaran tener esclavos negros (que ponen en libertad cuando testan) o bien hijos “ausentes en
Indias”, seguramente ocupando algún puesto de importancia; otros dejan como
albaceas a caballeros Veinticuatro o a
personajes de notoriedad de la ciudad.
Gracias, pues, a esa preciosa documentación -expediente abierto sobre las
pruebas a que se sometió Isidro Miro y Agras para obtener el hábito de
Calatrava- hemos podido remontarnos hasta sus tatarabuelos paternos y maternos
(siglo XVI), y, como hemos anotado, establecer que todos sus componentes son
naturales de Sevilla (menos el pretendiente al hábito, que nació en Cádiz);
aparecen bautizados en diferentes parroquias, pero siempre de las de más
prestigio social; todos testan en Sevilla; se van estableciendo, como también
hemos dicho, en Puebla, Coria del Río, Gines y Tomares, todos ellos en pleno
Aljarafe, durante el siglo XVII, consiguiendo en ellos el “recibimiento” como
nobles (hijosdalgo)[v], donde, en la mayoría de
los casos, son nombrados alcaldes de la Santa Hermandad
por el estado noble, e incluso, a veces, como alcaldes ordinarios, como es el
caso de nuestro personaje: Nicolás Miro.
Un personaje que se nos antoja, aunque no tenemos apenas noticias suyas
hasta 1726 en que aparece por La
Puebla , curioso, interesante e intrigante, digno de llevarse
a la literatura. Ya, en la forma de hacerse con la heredad, se nota algo de
ello, pues, después de un embargo que se le hace a Juan Lucas Jiménez de
Arriola, sale la Hacienda
a subasta, cayendo en manos de Juan Gaspar Martín de Limones en 21 de junio de
1726. Sin embargo, días después, Nicolás aparece exhibiendo copia de una
escritura de declaración que Juan Gaspar le había otorgado en 4 de septiembre
de 1726 (sólo dos meses después de que la hubiera comprado) ante el escribano
Juan Montero de Espinosa, de la que resulta “haber hecho el remate y tomado la
posesión y amparo de la finca de orden y con los intereses del mismo Nicolás,
en cuyo favor la declaró en los términos
ordinarios, pidiendo en su virtud que con él se entendieran las actuaciones
sucesivas respecto a la liquidación de las decursas de los censos y entrega de
los títulos”. Parece ser, pues, que el tal Juan Gaspar actuó como mero
testaferro del nuevo propietario.
En posesión de la
Hacienda , Nicolás Miro hizo una serie de adquisiciones que
agregó a la misma, así como diferentes redenciones e imposiciones, que
agrandaron la heredad, como se ha indicado en el capítulo II.
La familia Miro
la conservó durante cuarenta y tres años, siendo el período en que toma su
verdadera entidad –hasta el punto de darle nombre al caserío principal
(“Hacienda de Miro”, que ha permanecido hasta nuestros días) y a la calle donde
se ubicaba (pasó de titularse calle de la Iglesia a calle Miro)-, lo que ocurre por varias
razones: fue la familia que más tiempo la conservó; la escogieron como segunda
residencia (la principal la tenían en Cádiz), llegando a pasar en ella largas
temporadas
(sobre todo cuando sus miembros se veían afectados por alguna enfermedad,
a lo que era muy propenso Nicolás), hasta el punto de que en el Catastro de
Ensenada aparecen como empadronados en Puebla. Llegaron a ocupar –él y su hijo
Isidro- los cargos de “alcalde ordinario por el estado noble y el de alcalde de la hermandad”[vi], por
su calidad de hijosdalgo (Isidro había conseguido, además, en 1755, ingresar en
la Orden de
Calatrava, como se ha indicado), e incluso el de “patrono” de la Ermita de San Sebastián, el
edificio más emblemático del pueblo, con la Iglesia y, hasta hace sólo unos años, la propia
Hacienda.
En 1755, por el Expediente que estamos manejando (véase nota 16 del
presente capítulo) sabemos del escudo de armas de la familia Miro, pues consta
que aparece en la fachada del caserío y en la bóveda de la Ermita , expresándolo de la
siguiente manera:
“Y en una casa principal del
pretendiente sobre las puertas de ella reconocimos: un escudo de las armas del
pretendiente de vara[vii]
y media de alto y poco más o menos de una de ancho en una lápida plana de
mármol blanco y el escudo o orleos[viii] de relieve alto,
con cuatro cuarteles y una inscripción que todo está en la forma siguiente: el
apellido de la línea paterna encima de los cuarteles y dentro del escudo
dice Miro; el primer cuartel es un
espejo cuadrilongo con su asa en la cabeza; el segundo en orden un león con la
lengua de fuera mirando hacia el espejo; el tercero Miro; el primer cuartel es un espejo cuadrilongo con su
asa en la cabeza; el segundo en orden un león con la lengua de fuera mirando
hacia el espejo; el tercero cinco barras atravesadas diagonalmente desde el
centro del ámbito del escudo, y el último un castillo de dos cuerpos con
almenas y puertas demostrándose cerrada; rodean el dicho escudo entre varios
orleos y jeroglíficos marciales dos cordones que penden de la cimera o morreón
que adornado de muchos plumajes superioriza el escudo. Y asismismo pasamos a la
ermita del Sr. S. Sebastián que está en la misma calle y reconocimos el mismo
escudo que está en la bóveda de la ermita de que es patrona la casa del dicho
pretendiente y está de pintura fina y se manifiesta con sus coloridos en esta
forma: el apellido Miro de letras negras sobre campo blanco; el espejo de color
de azogue y marco negro sobre campo de plata; el león de oro sobre campo rojo,
las barras rojas sobre campo de oro; y el castillo dorado sobre campo de plata[ix].(Ver página más abajo)
Podemos, pues, asegurar que ha sido la familia que
durante la Edad Moderna
más se ha identificado con la propiedad y la que más protagonismo social,
político y económico llegó a tener en la villa de la Puebla junto a Coria. No
es, por tanto, temerario el aventurar que sería el momento de más esplendor
vivido por esa ya denominada “Hacienda de Miro”, convirtiéndose en el centro
neurálgico del pueblo, y a la que dirigirían la mirada todos sus habitantes,
pues no sería muy corriente contar entre sus vecinos a componentes de la
nobleza.
El 27 de febrero de 1761 testa Nicolás Miro en Cádiz ante Pedro Felipe de
Montes, nombrando como único y universal heredero de todos sus bienes a su
único hijo Isidro, el
cual aparece por
esas fechas ocupando los puestos de Subdelegado de Marina en el partido de
Coria y el de Inspector General de Montes y Plantíos por su Majestad en el reino
de Sevilla[x]. Sin embargo, además de
los bienes le dejó una herencia nada agradable, como era un litigio que venía
coleando desde 1742, fecha en que accede Nicolás al puesto de Apoderado
Administrador del Real Seminario de San Telmo de la ciudad de Sevilla en Cádiz,
para que recaudase y cobrase los Derechos y Limosnas que se exigen para dicho
Colegio de los dueños de los navíos que tienen licencias para navegar a
América, cargo que le fue otorgado por Felipe IV a la muerte de su hermano
Isidro Miro Gaitán. Por la documentación[xi]
sabemos que el litigio se produce sobre la responsabilidad de dos letras de
cambio, dadas a favor del Real Colegio:
una que libró Pedro Sánchez Bernal (sustituto de Nicolás Miro como
Administrador por siete años, entre 1746 a 1753, en que regresa a Cádiz después de
una larga enfermedad que pasó en Puebla), dada por la Casa que en Cádiz se tituló
Guillermo Mazé (sic) Hijo y Compañía, con fecha de 30 de mayo de 1753, contra
Manuel Antonio de la Calle ,
de Sevilla, a 90 días vista, por la cantidad de 96.272 reales de vellón, que
recibió el Colegio; y Nicolás remitió su
alcance de los años 1743 a
1745 que fue de 20.898 reales, 28 maravedís de vellón, en otra letra de igual
suma, dada contra el mismo la
Calle , a favor de la Diputación del Colegio
por Francisco Dufoó, del Comercio de Cádiz, con plazo de 60 días y fecha de 24
de junio de 1755, que también fue recibida sin reparo. Las casas de Mazé y de
Dufoó en Cádiz, y la de Manuel Antonio de la Calle , en Sevilla, quiebran, y el Colegio
protestó una y otra letra. En 19 de julio de 1760, aún en vida Nicolás Miro,
recibe orden de embargo sobre los bienes de la Testamentaría. En
27 de junio de 1761, aún se hallaban sin cobrar dichas letras. En la página 269
del voluminoso expediente, aparece“Informe y delegaciones del Colegio
de San Telmo... contra Nicolás Miro, Secretario que fue de S.M. y escribano de
Cámara más antiguo de dicha Real Audiencia y por su fallecimiento la siguió
contra Isidro Miro, sobre la reintegración de dos letras de cambio, importantes
la una de 96.272 rs de vellón, y la otra de 20.898 rs y 28 mrs de la misma
moneda, que como Apoderado del Real Colegio y Administrador de sus fondos y
limosnas en esta ciudad, le remite desde ella a la de Sevilla y no se le
satisficieron en su nombre a los señores Mayordomo y Diputados, por haverse
prestado ambos a su pagamento”.
Como
consecuencia, y para hacer frente al pago de dichas letras, se abre un
expediente de embargo de los bienes de Nicolás en la Puebla y en Coria del Río,
ahora en la persona de su hijo Isidro (ya ha fallecido su padre), hacendado y
vecino de la villa de Puebla, para lo que en 25 de agosto de 1761 se hace una
relación de los dichos bienes, resultando lo siguiente:
- Unas casas principales en la c/ de la Iglesia en Puebla que
contiene bodega con su lagar, atarazana, almacenes de aceite descubiertos,
jardín poblado de naranjos y limones, pequeña estacada de olivar y viga para
hollar uva y moler aceituna.
-
Un
almacén de grano contiguo a dichas casas que sirven de Pósito para la villa y
que está arrendado al Ayuntamiento.
-
Dos
casas contiguas a dicho almacén, frente a la Iglesia parroquial, que sirven de Casas
Capitulares y Cárcel, también arrendadas al Ayuntamiento.
-
Cuatro
casas pequeñas contiguas a las antecedentes, en el lugar conocido como el
Rincón, detrás de la Iglesia ,
y que están arrendadas.
-
Un
palomar de material situado encima de las últimas casas citadas.
-
Unas
casas “frente de la puerta del campo de dichas Casas Hacienda con su vivienda y
su cuadra de atahona”, arrendadas.
-
Otras
casas contiguas a la anterior, que tiene también arrendadas.
-
Otra en
la c/ Real.
-
Un
pajar con su tinahón cubierto y corral cercado en las calles de la misma
Hacienda y frente a la Ermita
de San Sebastián.
-
Un
cercado de tierra para pan sembrar como de 1 fanega, arrendado, lindando con
dicho pajar.
-
Un
cercadito de tierra de cuarta de fanega frente del antecedente y en él un solar
en el que e había comenzado a labrar casas.
-
Una
Ermita al fin de la c/ Real que nombran de San Sebastián, y de que es Patrono
el dueño de los demás dichos bienes de este embargo, con sacristía y vivienda
para el santero y corral para su uso[xii].
-
Una
vaca parida de 4 años.
-
Cuatro
bueyes domados.
-
Una
huerta de 6 fanegas poblada de naranjos y
limones y algunas almácigas, y toda la frente del río poblada de álamos
blancos y negros, con su casa, vivienda para los hortelanos y un almacén y
caballeriza, de material en alberca, una azacaya para regar.
-
Tres
mulas que sirven para el cultivo de dicha huerta.
-
Varias
hazas de tierra de pan sembrar en la
Vega : en el sitio de las Playas, de 5 fanegas; otra en el
sitio de la Puerta
de Juan Prieto, de 4 fanegas; otra que nombran de los Hornos, de 1,5 fanegas; y
otra al sitio de los Barreros, de 3,5 fanegas.
-
Una
estacada de olivar en Coria en el sitio que llaman el Pozo de la Zarza , de 60 aranzadas, y en
ella hasta 8 de viña, 42 colmenas, una casa humilde con su boliche para hollar
uvas, un pozo de material y una cerca “que expresó el guarda haber principiado
para hacer casas de cogedoras”.
A todos los
arrendatarios se les notifica que no paguen nada hasta que no se les ordene
otra cosa.
Pero
el litigio no para ahí, sino que en 28 de febrero de 1765, el Marqués del Real
Tesoro, como presidente y Juez Conservador del Real Colegio Seminario de San
Telmo de Sevilla, habiendo visto los autos, dijo no haber lugar la reposición
de la providencia dada en 7 de octubre de 1763 pretendida por Isidro Miro y no
ser admisible su pedimento de suspensión interpuesto del auto; condenó al
caudal de Nicolás y sus herederos a que dentro de 9 días diesen y pagasen al
Colegio las cantidades que resultasen a su favor de las letras. Sin embargo, el Supremo Consejo de Indias, en Madrid, en
15 de junio de 1767, acuerda que paguen los dos, Nicolás y Pedro Sánchez, y si
éste no pudiese hacer frente se procediera contra el “caudal” de Miro hasta que
se verificase el total íntegro del pago, y, ejecutado éste, se levantasen los
embargos que se hubieran hecho al referido Miro, contra quien se reservaba a
Bernal el derecho que pudiese corresponderle; para todo lo anterior se libraron
la ejecución y cumplimiento de los Despachos correspondientes. En 1771 el Consejo se pronunció: a pesar de
la súplica interpuesta por Pedro Sánchez Bernal, demandó y mandó se llevase a
efecto la expresada sentencia de 15 de junio de 1767, la confirmó y condenó a
Bernal en las costas. El 26 de agosto de 1772 el Presidente de la Real Audiencia de la Casa de Contratación se
dirige al Presidente de la
Contratación en el sentido de que “proceda por vía de
apremio con todo rigor de derecho a hacerle a este Colegio el pago de los
96.272 reales de vellón (por parte de Pedro Sánchez), costas y demás gastos que
hasta entonces se le ocasionaron, el que ha de quedar ejecutado en el preciso y
perentorio término de 20 días, sin admitir con ningún motivo ni pretexto
recurso ni instancia alguna, con prevención que de lo contrario se tomará por
el Consejo la más severa y rigurosa providencia”. En octubre aún no está
hecho el pago por parte de Sánchez Bernal, por lo que el Consejo expresa se
ejecute inmediatamente en el caudal de los herederos de Nicolás Miro, que se
halla depositado en Francisco Martínez Vallejo (dueño en esos momentos de la Hacienda ), y se suspenda
al referido Bernal de todo ejercicio de escribano de Cámara de la Real Audiencia de
Contratación hasta que haya satisfecho enteramente a los enunciados herederos
de Miro la cantidad de principal y costas en que está condenado y las
ejecutorias del Consejo. El pleito
termina hacia 1773 y queda por saberse si pagó dichas costas, que ascendían a
1.775 reales de vellón de plata y 18 maravedís.
De
todas formas, el embargo de los bienes de Nicolás Miro no se llevó a cabo, y en
23 de enero de 1769 Isidro vendió a Francisco Martínez Vallejo. En los
pormenores de esta venta consta que “Juan Antonio de Montes, Escribano de S.M. de Cámara y en su Real
Audiencia de Contratación a Indias de esta ciudad de Cádiz se han seguido autos
de testamentaría e inbentario de vienes del S.D. Nicolás Miro...que tubieron
principio por pedimento que presentó Ignacio Gallardo Procurador, en nombre de
D. Isidro Miro...el día 3 de marzo del año pasado 1761 presentando copia de su
disposición testamentaria y pidiendo se cursase inbentario de ellos, lo que así
se mando y ejecuto con citación del Sr. Fiscal, y con la misma se hicieron los
aprecios, y en 3 de julio de 1768 presento pedimento el dicho D. Isidro Miro
con un papel de contrata que tenía otorgado y firmado con D. Francisco Martinez
Ballejo (sic)...sobre la venta de una Hacienda de campo nombrada S. Isidro,
termino de la villa de la
Puebla y Coria, propia de dicha testamentaria”. Las cláusulas que aparecen en el documento
son del siguiente tenor:
-
Los
bienes los tiene que dar libres de todo tributo e hipoteca.
-
Le
tiene que entregar Francisco Martínez en dinero efectivo la mitad del valor de
todos los bienes y para la otra mitad documento a pagarlo en 3 años.
-
Isidro
declara que tiene 700 piezas de 128 cuartos (cada cuarto equivale a 8 reales
pesos) en cuenta de la mitad del precio.
-
Nombran
a Salvador Moreno, abogado, con poder para decidir en algún problema que se
presentase.
-
Isidro
presenta copia de poder a su favor de sus dos hijos, Antonio y Mariana, del
tercio y recurrente del quinto de los bienes del abuelo, dándole facultad para
poder vender y enajenar.
Por
auto de vista de 7 de septiembre de 1768 se aprobó el contrato de venta y
compra de la citada Hacienda con las circunstancias y calidades que explica la
contrata y pedimentos; en su consecuencia “se procedió a otorgar y
otorgó la escritura de venta de dicha Hacienda el 23 de enero próximo pasado” (1769), pues el documento se cierra en
1770.
Cuando
Martínez Vallejo vende sus posesiones en Puebla y Coria, en 1782, a Francisca Leonarda de Salcedo, aunque la
heredad había menguado ostensiblemente, como ya hemos visto, aún consta que se
posesiona de “unas casas
principales en Puebla llamadas Hacienda de Miro, compuesta de diferentes piezas
y oficinas, corrales con algunos olivos, molino con sus pertrechos, 6 casitas
alrededor de la Hacienda ,
dos de ellas anexadas y como 20 aranzadas de tierra en diversas suertes, en
precio de 170.000 reales, de los que habían de bajarse todos los tributos y
gravámenes que estuvieran impuestos sobre las mismas fincas y la huerta y
el olivar, pues aún cuando estas fincas
no se incluían, no obstante, considerando hallarse situadas sobre todas las
posesiones de la Hacienda ,
ligadas y gravadas las unas con las otras, se había de hacer cargo con precisión
de redimirlas”.[xiii]
[i]
Parece ser que el apellido Miro tiene sus orígenes en Murcia, pero como Mirón;
de hecho en la documentación manejada se muestra indistintamente como Mirón,
Miro y Miró. En el acta de bautismo de Nicolás se manifiesta: “En lunes día
diez del mes de septiembre de mil seiscientos y ochenta y cinco años, yo el
Doctor Don Alonso García Valladares Cura del Sagrario de la Santa Iglesia
Metropolitana de Sevilla, Bapticé a Nicolas Apolinario hijo de Miguel Miron y
de Doña Brigida Josepha Gaitan su muger fue su padrino Antonio de Vargas y
Sepúlveda vecino de la collacion, fecha ut supra”.
[ii] En
cuanto a las fechas debemos ponerlas en cuarentena, pues según las fuentes dan
una u otra: así, nos encontramos fechas distintas lo mismo para el bautizo como
para la boda; 1 de enero de 1685 para el primero y 23 de diciembre de 1711 para
la boda.
[iii] De
ahí que la familia Miro se estableciera en la
ciudad de Cádiz y sus componentes ejercieran, además, de comerciantes. Los
últimos años de Nicolás están marcados por las dificultades económicas; debe
acudir al crédito, solicitando capitales de aquellas instituciones que los
tenían y los querían situar, siempre de carácter eclesiástico o controlado por
la misma Iglesia. Aquí, pues, podemos situar el origen de los Montes de Piedad
y Cajas de Ahorro que comenzarán a constituirse ochenta o noventa años después.
[iv] Archivo Histórico
Nacional. Sección OM Caballeros.Calatrava. Expte: 1663: Órdenes Militares.
Calatrava, Pruebas de Caballeros. Miro y Agras (Isidro).
[v] En
1635 Francisco de Agrás y Montañana, bisabuelo materno de Isidro Miro, vecino
de Sevilla, consiguió el “recibimiento” de hidalgo en Tomares, en 1637 es
nombrado alcalde de la
Santa Hermandad en el Estado de los hijosdalgos de la villa,
siendo nombrado de nuevo en 1640; ese mismo año lo recibe en la misma villa
Agustín Gaytán de Lara, bisabuelo paterno segundo, siendo nombrado alcalde de la Hermandad en el estado de los caballeros
hijosdalgo en dos ocasiones: en 1644 y en 1652; en 1656, también en Tomares,
los recibe Jaime Aparicio y Velasco, bisabuelo materno segundo y nombrado,
igualmente, alcalde de la Hermandad por el Estado
de los caballeros hijosdalgo; en 1641 Miguel Juan Miro, vecino también de la
ciudad de Sevilla, bisabuelo paterno primero de Isidro, recibe el título de hijodalgo en Gines, y en 1646 es
nombrado alcalde de la
Hermandad por la
Marquesa de Villamanrique, dueña de la villa, siendo nombrado
de nuevo en 1655; en 1671 recibe el título de noble Miguel Pablo Baltasar Miro,
hijo de Miguel Juan Miro y de Isabel Ana Arzo, y en 1681 es nombrado por la Marquesa de Villamanrique
alcalde de la Santa
Hermandad por el estado noble, siendo nombrado de nuevo en
1686; en 1679 lo recibe su abuelo materno, Francisco Phelipe de Agrás y Villagrassa,
siendo nombrado alcalde de la
Hermandad por el estado noble en 1684.
[vi] Los
dos cargos se nombraban anualmente para el Ayuntamiento (Concejo): el primero,
por su condición de hijodalgo (se nombraba otro individuo por el estado llano),
y se ocupaba del gobierno del pueblo; el segundo se nombraba para que conociera
de los delitos y excesos cometidos en el campo.
[vii] La vara oscilaba entre
768 y 912 mm .
[viii] De orla.
[ix] En Heráldica Hispana
(fruto de una búsqueda por Internet), hemos hallado un escudo con la siguiente
leyenda: “Mirón. Originario de Murcia. Lleva por armas: Escudo cuartelado; 1º,
de plata, un espejo con marco de oro, sostenido por un clavo; 2º, de gules, un
león rampante de oro; 3º, de oro, cinco barras de azur y 4º, también de oro,
una torre de piedra sobre una roca jaspeada. Otros traen: En campo de plata,
una cruz de paté, de gules. Los de Cataluña portan como armas: Escudo
cuartelado; 1º y 4º, jaquelado de plata y gules; 2º y 3º de oro con una
estrella de azur”.
[x] Isidro Miro fue también un
personaje un tanto curioso en el Cádiz de mediados del siglo XVIII. Al menos
así lo presentan las fuentes que hemos manejado, en que aparece coqueteando con
los Ilustrados de la época. Así, En la obra de Nicolás María Cambiaso y Verdes
(1829): Memorias para la biografía y para
la bibliografía de la isla de Cádiz,
volumen 2, pp. 199, se puede leer lo siguiente:
I. “Isidro Miro y Agraz,
caballero profeso en el orden de Calatrava: compuso varias comedias y otras
poesías, que dicen corren impresas; pero ninguna ha llegado a mis manos. Siguió
una larga correspondencia epistolar con su íntimo amigo el Sr. D. Gaspar
Melchor de Jovellanos.
De
D. Isidro dice Manuel García en su obra Origen, épocas y progresos del Teatro español, impresa en
Madrid en 1802, a
la página XXIV:
Mas el arte iba en todo mejorando
................................... Isidro Miro.
Y mas adelante en la página 316 vuelve a nombrarlo: “Otros
poetas han seguido también dando honor a la escena española, como D.Isidro
Miro”.
He
oido decir que tuvo contienda sobre la comedia de las Vivanderas ilustres, pero
no he podido tomar las noticias exactas que se requieren para asegurar un
hecho.
Nació
D. Isidro en 9 de abril, y se bautizó en 16 del año de 1720, y fueron sus
padres Nicolás Miro y doña Mariana Agraz y Aparicio, según consta en los libros
parroquiales”.
Como nota curiosa apuntemos que en la portada del tomo
I de esta obra aparece lo siguiente: “Los antiguos Andaluces fueron los más
sabios de España: los Gaditanos los más cultos de los Andaluces”.
Tenemos,
que, al parecer, hizo sus pinitos como dramaturgo y poeta, pero de su obra no
ha quedado testimonio. Estaríamos, pues, en presencia de un ilustrado menor,
que no pasó con su fama más allá de la escala local.
En
la obra de Adolfo Barredo de Valenzuela (1994). Índice de insertos en XXV
años de la revista “Hidalguía”: M-Q, 211 págs., en la 66 aparece Miro y
Agraz, Isidro.
En
la de Vicente de Cárdenas y Vicent (1987): Caballeros
de la Orden de
Calatrava que ejecutaron sus pruebas de ingreso durante el siglo XVIII.
Instituto “Salazar y Castro” (C.S.I.C.). tomo III Años 1751 a 1783. Nº 410 a 543. Madrid. Hidalguía,
nos encontramos toda la genealogía de Isidro, la cual nos ha sido muy útil para
realizar el árbol genealógico insertado en el texto; además, nos ofrece una
escueta y clara exposición de su escudo de armas.
[xi] Archivo Histórico
Universitario. Real Colegio de San Telmo. Universidad de Mareantes. Años
1569-1847. Libro 192
[xii] ¡Ojo! Aquí debe de haber
un error, pues no creemos que la ermita fuese de propiedad de la familia Miro,
sino que sólo ejercería sobre ella su mecenazgo.
[xiii] Archivo de Protocolos
de Sevilla. Escrituras Públicas 1º. 1846 Escribano Manuel del Rey. Legajo 8271.
Folios 179 a
418.
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